LAS INSTITUCIONES Y TU CUERPO.
Caminar escuelas publicas de toda parte de la periferia platense, curte el lomo de cualquier persona que viva la experiencia. Tuve toda clase de encontronazos, con toda clase de gente. Alumnos, padres y madres de alumnos, pero también
directivos. Ejerzo la docencia desde el 2014, era une iluse con ganas de cambiar el mundo, con ideales, bueno lo sigo siendo. Sin embargo, a veces dudo de mi rol en este mundo. Comencé en Fines, adultes con mentalidades súper cerradas.
No tienen crítica, autocrítica, todo lo que dicen los medios es la verdad absoluta, a pesar de elles ser les quienes de alguna manera son les protagonistes de esas discusiones políticas. Luego devino la escuela pública, con sus estructuras anacrónicas, sus millones de papeles a entregar y demostrar, no digo que no haya grupos amenos, donde las clases fluyen y salen cosas lindas. Pero, lamentablemente existen grupos de mucha resistencia. En su lógica, reproducen lo que tantos años el sistema les impuso, entonces te lo exigen. Por ejemplo,
que seas la MADRE de todes, que seas la POLICIA de todes, y les vigiles. Dos roles que no van bien combinados conmigo En este contexto de macrismo la resistencia se nota aún más. Durante este periodo he tenido varios llamados de atención, por parte de los directivos por tratar temas como la despenalización del aborto, el lenguaje inclusivo (soy profe de letras, obvio que hablaré del lenguaje) de la ESI: la disidencia y la discapacidad.
He tenido más de un encontronazo con alumnes evangelistas. El primero fue hace un año, justo se estaba dando el debate en el congreso sobre la despenalización del aborto. Y elles mismes sacaron el tema, di el lugar y comenzaron a debatir. Al terminar la clase preguntaron mi postura, la respondí y me fui. A la semana siguiente me llama la directora diciéndome que una madre estaba muy enojada porque en la escuela le estaban llenado la cabeza a su hija con ideas zurdas. Me reí, pero la directora me miró seria. No era un chiste, ni algo dicho al pasar. Había que escuchar y respetar las ideas de esta gente. Y yo las respeto, que quede claro. No tengo problemas con ninguna religión ni creencia, por retrograda o estrafalaria que pueda resultarme. Pero en el ámbito de
la escuela pública y laica, no. No se puede rearmar una clase
o callar ideas, porque a dos o tres les resultan ofensivas. La gracia de esta institución es su pluralidad y su convivencia. Tratar de entendernos y respetarnos entre todes. Si mandás a tu hije acá, entonces vas a tener que aceptar que la cajita de cristal donde lo querés meter, se va a resquebrajar. Tuve que, de todos modos, aceptar la queja y tratar de adaptar el pedido de una madre, por sobre las inquietudes de veintinueve. Porque, a pesar de todos mis pruritos, la directora no quiere problemas y te obliga a cualquier medida ridícula y demencial. Ahora, como un fenómeno que se expande, vuelvo a cruzarme con ellos, los evangelistas. Hoy llegué a la escuela con un animo extraño y lo primero que me llamó la atención fue que la vice-directora quiso presenciar mi clase. Se sentó junto a mí y anotó todo lo que sucedía. Me dio su devolución y era todo positivo, no entendía entonces para qué fue. Al analizar la clase me llamó a la dirección y me comentó que varios padres habían ido a quejarse porque yo utilizaba lenguaje inclusivo, porque yo hablaba mucho sobre la Esi, y porque les llenaba la cabeza con ideas “raras”. Esta vez la vice-directora estuvo de mi lado. Me felicitó por la dinámica de mis clases y entendió que no había nada de malo ni de reprobable en aquello que había escrito, pero, lamentablemente debía realizar el acta, pedirme que cumpla con dos o tres pedidos –como salir del grupo de Whatsapp que armé para pasarles la tarea- y que, en algún momento, debería reunirme con los padres a dar explicaciones,
cosa que me interesa nada y, simplemente, les diré todo que sí. Es terriblemente dolorosa y estresante esto de la escuela. Una no va a enseñar, ni cree saberlo todo, pero tampoco lo contrario. Las discusiones son siempre las mismas, los padres se acercan a las escuelas pensando que les docentes obligamos a sus hijes a hablar con lenguaje inclusivo, o que vayan y aborten
a la salida del colegio. Mi respuesta es siempre la misma, ¿qué idea de educación tienen? ¿por qué exigen que la educación no cambie? Me recomiendan que sea parcial, ante todo, ¿cómo haces para ser parcial si usas el lenguaje para comunicarte, de donde salió que ser parcial era la mejor manera de enseñar? Creo que piensan en una escuela que ya caducó, o que está a punto de hacerlo. Lo que respecta sobre lenguaje inclusivo va más allá de mis clases de lengua, dado que en Netflix ya hay series con subtítulos en lenguaje inclusivo. El punto no es ese. La cuestión pasa porque los padres y las madres comprendan un par de cosas y me gustaría ayudarlos con estas palabras. Primero, les diría que respeten a les docentes en general. Somos personas formadas y estudiadas, preparadas para dar clases. Pueden acercarse a hablar y preguntar, consultarnos lo que quieran, pero no pretendan decirnos cómo armar una clase o cómo manejarnos en un aula o cual nota le tenemos que poner a su hije, que para usted es un pequeño Einstein, pero tendrá suerte si alguna vez consigue un trabajo en blanco. Segundo, sepan que educar a une hije no es programar a un robot. No debe obligarlo a pensar como usted. Dele opciones
y, si es demasiado cerrado para hacerlo, acepte las opciones que la escuela u otros ámbitos pueden ofrecerle a su hije. No tema que sufra o algo o alguien lo lastime, es parte de la vida. Y si su hije quiere ser lo que quiere ser, no va usted
a detenerlo. En todo caso, su hije se deshará de usted antes.
Con amor, niñite.
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