“No hay una
construcción posible en soledad”
Mi nombre es ayito y soy disca. O, técnicamente
hablando persona con discapacidad. Esto es algo que mucho no dice. Es una
definición, medica, burocrática tal vez. Dicho de un modo más claro, soy un
monstruo. Soy un cuerpo monstruoso. Un cuerpo monstruoso para los cánones
hegemónicos.
Pero no es sólo esto lo que soy. No soy, simplemente, un cuerpo
anormal, para aquelles que se consideran normales. Un cuerpo deforme para
aquelles que se consideran formados. Además de eso, soy un cuerpo queer y disidente. No me percibo
completamente como mujer, pero tampoco como varón. El género es una entidad
fluctuante dentro de mí. Vivo en el cruce constante. Además de mi clase social,
cómo pasar por alto este detalle: Salida del barro, nacido y criado entre salas
de oncología, a golpes, a trabajo forzado, a humillaciones y a basura, sí, pero
también hecho para resistir, para aguantar y para golpear ahí, cuando y donde
más duele, a luchar, por así decirlo, por más que suene trillado, pero así es,
uno termina preparando su corazón, el cuero de su piel, los ojos que guardan
las lágrimas de tanta piña, de tanto insulto, de tanto escarnio, para poder
salir, para poder contar, para poder vivir, para estar aquí y dar fe de que, nos
están matando, que nos estamos muriendo de dolor y de tristeza, de tanto odio.
Pero no quiero caer en la angustia.
Soy un hibrido, sí. Mezcla de pobre y
universitario. ¿Mezcla de varón y mujer? Mezcla de humana y de monstruo.
También soy un hibrido político, que oscila entre el cinismo y desencanto de
los ’90 y la esperanza y revalorización de la política que nos dejó la década
ganada. Y acá no permito discusión. Si les gusta ser revolucionarios sin
revolución y autochuparse las vergas hablando de lo lindo que es un mundo
imposible, está bien, les respeto. Pero yo vivo en este país y en esta época. Y
hay un solo movimiento que ha garantizado, ampliado y ayudado a construir
derechos y posibilidades para todes.
Y lo voy a decir de un modo claro. Si no
fuera por muchas de las políticas del kirchnerismo yo no estaría acá. Estaría
muerto o viviendo con mi tía, trabajando de niñera o de costurera o, peor,
estaría en un campo criando chanchos y patos para sobrevivir. Si no fuera por
el kirchnerismos, sería aquello, que, son muchos pobres y discapacitades, para
la clase media universitaria. Algo conjetural. Bueno, no soy una conjetura.
Estoy acá. con mi voz. Con mis palabras, que ya son mías, después de
apropiármelas, de caminar por recintos y textos académicos que me ayudaron a
decir esto. A pelear por esto. Por mis derechos: a trabajar, a pensar, a
elegir, a vivir. A ser alguien. No un descarte. Una persona. Algo que, tal vez
para muchos sea algo tan obvio y tan dado, que no lo perciben como un
privilegio.
Bueno, vayan dándose cuenta. No todes hemos tenido el privilegio de
nacer y ser considerado seres humanos.
Nos lo hemos tenido que ganar
y
nos lo
tenemos que seguir ganando...