martes, 24 de enero de 2017

El Verdugo

El verdugo de ella, el  colo, el gavilán, el viejo, el amor,  ese era el nuevo hombre de mi madre. Él la ató a ella porque sospechaba que le gustaban todos. 
Mi padre no pudo con ella, era demasiado salvaje. Tenía mucho calor en su cuerpo y amor para entregar. El colo, el verdugo,  su amor,  fumaba cigarrillos marca “colorado” un paquete rojo; mi madre cuando encontraba un paquete vacío armaba con las letras “colo te amo” y se lo dejaba en la tabla que sobresalía cerca de su cama. Cuando llegaba de trabajar en el campo, lo encontraba e iba a tocarle el culo, sus manos eran como serpientes sobre el cuerpo de mi madre. Sus ojos comenzaban a cambiarle de color. Ella decía “están las nenas”.  No le importaba. Terminaban en la cama  y nosotras a fuera.
Una vez le dolía  tanto un diente que se lo arrancó con un cuchillo. Salía por su boca y colgaba de su bigote un pequeño líquido amarillo. Yo no quise seguir mirando. Comía sus propios chorizos, es decir, elaborados por él, y nosotras,  grasa de cerdo; y cuando discutían, él le reprochaba que se había hecho “la cusca”, eso era algo que le molestaba porque sino para que la tenía.
Tomaba vino en su vaso de lata y nunca la dejo salir sola. Si se enfermaba la llevaba a Doña María una bruja de Berisso. Nunca nos dejo entrar a su casa. Yo sentía mucha curiosidad. 
Era un personaje muy desagradable en el campo los vecinos le tenían miedo. El vestía una camisa a cuadritos celeste y blanca, una bombacha de campo color verde, alpargatas y una boina roja. Siempre con su cuchillo en la cintura o la escopeta cerca. Muchas veces me pregunté que le vió mi madre, en ese momento pensé en la soledad del ser humano y la desesperación de no querer estar solo.
Nos encerró en su círculo, en su casilla en un sitio alejado de todos nuestros conocidos, mis cumpleaños, mis navidades dejaron de existir,  él se había encargado de sacarnos la diversión y convertirnos en sus peones, esclavas, bestias sin afecto. 
Mi madre se dedicó a entregarle su vida, le dio hijos, y nos ignoró por completo. Ella no sabe nada sobre mí. Nunca le importé. 
Algunos pensarán que es una víctima del sistema capitalista y machista. Pero no, ella sabe bien lo que hace, y lo que quiere. Hoy el verdugo, está internado con cáncer terminal; mis amigos me comentaban “es el Karma”, es cierto, sin embargo,  en ese momento no sentí nada, simplemente es un ser humano más del montón, que  está muriendo. A mi cabeza vinieron todos los recuerdos del lugar, los olores, la sensación a mugre, el gusto a comida de la basura, la vista llana del campo, el calor del sol al medio día, los perros ladrando, el colectivo a quince cuadras, la escuela, el frío, la ropa regalada, el llanto por las noches.  Hace años que me fui, armé otro camino, los fantasmas igualmente me persiguen, fueron muchos años de convivir en un espacio hostil. Y lo que sucedió y me hizo la muerte no lo cambia. 
Por otro lado, mi madre no era una victima, hoy ya decidió irse de su lado, sólo lo usó cuando él era joven. Mi madre es la condesa que exprime a hombres para vivir de ellos, le gusta encajar en el papel de victima, porque desde ahí consigue lo que quiere. 
Finalmente lo dejó y fue en busca de otro, de otra aventura, porque siempre habrá alguien que se sienta solo y quiera algo de compañía... 

martes, 17 de enero de 2017

Negociar en tiempos de neoliberalismo

Manuel también tenía sus problemas. Se le escapaban por los poros de su rostro,  en algún gesto, en una canción, en las manos. Sin embargo Magali lo notaba, lo conoce perfectamente, a ella no la engaña. El es un personaje particular, algo tímido, muy fantasioso, le gusta imaginar historias, jugar apuestas inocentes, él siempre pide Helado a cambio, nunca algo más allá, algo que se la juegue y demuestre un interés. Tiene miedo, mucho miedo a ser rechazado, aunque sea lindo; aunque Magali le diga que es importante para ella, lo que pasa que eso ya no le alcanza. O no le importa. 
Se ven, se miran y se ocultan cosas, ella rompe el silencio como siempre, le cuenta todo, bah todo no. Bueno él, la trata mal, le dice "esto que esta todo feo escrito es por tu culpa, porque me hablas, yo estaba bien solo"; ella se ríe, no quiere llorar más delante de él, esta cansada, negocia todo el tiempo. Se dirige al baño, piensa mucho, en qué refugiarse, aquel chico quedo atrás, sólo fueron unos besos, unas ilusiones, unas ganas de conocer, una ganas de aventura sana, unas ganas de ser otra frente a un otro, unas posibilidades. Hoy, ella vio la foto de su verdugo, antes le deseaba la muerte, hoy ella,  lo ve morirse y siente algo extraño en el pecho, piensa en su muerte, en el sufrimiento, en sus hermanas, en su madre, en Mia, más que nada en Mia. Más muerte que eso, más no puede pasar. 
Manuel sigue con algunas falencias en su personalidad, se enoja fácilmente, no le tiene paciencia, pero no entiende que Magali es el colchón de todo, no lo ve, por eso ella le dice "Necesito que tengas una chica así te das cuenta cuan mala y buena soy". Capaz hasta sufrís un poco y salís de tu clase burguesa aburrida. Porque ella es como el Gran Gatsby quedó a medio camino, no pertenece a ninguna parte: ni acá ni allá. Porque sufrió demasiado y la clase media quiere hacerlo, y no esta dispuesta a pasar un buen rato con ella, en cambio la clase baja no tiene tantas convicciones o ambiciones para que con ella puedan congeniar. Entonces Manuel, la pierde camino a su casa, pero no se da cuenta. Sin embargo, Ella lo nota, pero no quiere soltarle la mano porque él va a sufrir mucho. Mientras ella ve que es la piedra en el zapato de otros, sigue pensando. Y actuando con cautela y más miedo. 

lunes, 9 de enero de 2017

Una lluvia pulveriza tu mirada.

La filosofía antigua habla sobre el orden del cosmos, supuestamente algo debe ordenarse. Siempre el lector imagina el universo, planetas, estrellas, soles, galaxias. Magalí pensó en su vida.
Los detalles de la nueva vida de Magalí se pueden observar en que finalmente puede estar con ella misma, sin salir corriendo. La gata volvió a quererla, le chupa el costado izquierdo, de ahí sale el amor a tirones, porque ella le deja la marca de las uñas. Magali soporta todo por amor; la pc apoyada en el escritorio, escupe  la voz del locutor y la de un científico. A ella le llama la atención que hable de los tres cerebros del ser humano. Queda en silencio, y escucha “tres cerebros: corazón, cerebro, y estomago.” Tuvo una mezcla de nostalgia y goce, que no sabría explicar, nunca encuentra palabras. Con Manuel las cosas marchaban bien tenían proyectos juntos, se apoyaban mutuamente, se necesitaban, se querían y odiaban. Ya no se soñaban como antes, pero sentían el gran silencio de la costumbre a su alrededor, a veces hasta incomodo.  Manuel a pesar de su edad, era un niño, y Magalí muchas veces veía esto y no quería soltarle la mano. Cuando lo conoció sintió mariposas en el estomago, no quería comer, sólo entrar dentro suyo, en su cabeza, ver con sus ojos, una vez le comentó “¿viste que jamás vas a mirar con mis ojos, nunca vas a poder ver lo que yo veo” “me asustas”, respondió ella. El la abrazaba, era la cama enorme, y ellos dos el mundo.
Magalí estaba en la fiesta contemplando la situación debía actuar de manera natural, era el cumpleaños de su mejor amigo, y no podía fallarle. Cuando llega había algunos sujetos desparramados por la casa, tirados al azar, porque ella no los conocía en persona. Conocía sus historias a medias, porque su amigo siempre le hablaba de ellos. Comienza a charlar, se arma una especie de ronda, le incomodan las rondas, los juegos de mesa, la charla silenciosa. Prefiere la soledad, aunque por la noche se intensifique y le tenga miedo a la oscuridad, sueña que alguien la rescata, luego se ríe, porque lee demasiado. Vive intensamente, le gustó ese chico, no aquel, ese. ¿Por qué? Porque el cosmo ordeno, que se parezca a su primer novio, y al último.
-          ¿ me ayudas?
-          Sí, estoy para eso.
-          ¿para qué?
-          No se, me puse nervioso.
-          Vamos a sentarnos allá a charlar?
-          Bueno. Me estaba durmiendo
-          Si te vi, aparte quería conocerte… bah que se yo, charlar con alguien y algo profundo, no superficial. Me duele la cabeza.
-          Chicos, puedo venir aca con ustedes?
-          No. Anda a buscar a Pedro… debe estar allá, andá.!
-          Te gustan los Simpson?
-          No me acuerdo tanto como vos los diálogos, tenes mucha memoria
-          si Manuel escuchara esto se reiría en mi cara…No, nada que ver , no me conocés.
-          Queres que traiga comida y bebemos algo?
-          Bueno, pero no me quiero sentir un participio
-          Un que?
-          Nada, alguien servida..
-          Participio significa servida
-          (se rien) No. Ya fue, ahora no estoy muy ebría.
-          Y eso seguro es de los Simpson y yo no lo recuerdo, es que consumo mucha cocaína, ah
-          Bueno yo consumo nafta, ah era un auto.
-          Son un auto muy lindo, bah linda, bueno eso.
-          Trabajas?
-          Te pusiste incomoda?
-          No, soy así de idiota.
-          Vamos a la cocina con la gente?
-          Bueno.
-          Me llevas? Pero por ahí no, creo que estas perdido…
-          Te gusta el anime, no se que es, te gusta la ciencia ficción
-          Si, qué tipo? Dick?
-          No se que es,
-          ah algún dia te cuento.
-          Queres que nos juntemos a ver algo.
-          Creo que me gustas un poco,
-           si vos también.
-          (…..)

Manuel me siento mal, por favor hablemos.
 “amarte es esto: una palabra que esta por decir, un arbolito sin hojas, que da sombra."

Una especie de presentación.

“No hay una construcción posible en soledad” Mi nombre es ayito y soy disca. O, técnicamente hablando persona con discapacidad. ...